Urgente llamado a salvar la lechería nacional: crisis económica y social inminente
Durante la reciente audiencia pública de la Comisión IV del Senado de la República, realizada en Ubaté, se abordó la grave crisis que enfrenta la lechería nacional. El evento contó con la participación de cientos de líderes campesinos ganaderos, quienes compartieron sus preocupaciones y necesidades urgentes. Ricardo Arenas Ovalle, un destacado experto en producción y calidad de leche, enfatizó la gravedad de la situación y la necesidad de tomar medidas inmediatas para evitar una crisis social y económica a nivel nacional.
Arenas Ovalle, quien es Médico Veterinario y consultor agroindustrial, afirmó: «La lechería es más que una actividad marginal de la economía rural del país. Es la producción lechera la que más arraiga al campesino a su tierra, y es una estrategia fundamental para contrarrestar la migración de campesinos a las grandes ciudades, evitando así que se engrosen los cinturones de miseria».
En 2023, la ganadería de leche generó aproximadamente un millón de empleos directos, produciendo 7.097 millones de litros de leche. Sin embargo, la producción ha disminuido en comparación con 2021 y 2022, cuando se alcanzaron 7.821 y 7.414 millones de litros respectivamente. A pesar de las inversiones millonarias en los conpes lácteos, el sector no ha logrado transformarse debido a la falta de implementación efectiva de las soluciones propuestas.
En la audiencia pública, Fedegán reiteró la necesidad de trabajar unidos a lo largo de la cadena productiva y contar con el apoyo decidido del gobierno nacional, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, y los gobiernos regionales de las principales cuencas lecheras.
Para superar la crisis actual, Arenas Ovalle propuso varias medidas a corto plazo:
Aumentar el consumo nacional mediante compras públicas sustanciales para programas institucionales como PAE, Fuerzas Militares y programas sociales, priorizando la producción local y regional.
Ofrecer productos lácteos accesibles a los estratos 1, 2 y 3, que son los que menos consumen, y motivar el consumo de productos nacionales con un sello de «100% pura leche colombiana».
Proteger la producción nacional con un seguimiento estricto a las importaciones de leche en polvo y lactosueros, evitando la competencia desleal y el uso indebido de estos productos mediante controles y sanciones del Invima. Esta protección podría incluir la implementación de salvaguardias y la renegociación de acuerdos comerciales si es necesario.
Promover encadenamientos locales y regionales e implementar plantas de pulverización y procesamiento estratégicamente ubicadas en las cuencas lecheras del país. Estas plantas, de economía mixta, buscarían cubrir nuevos mercados cautivos, aunque su implementación debe seguir criterios técnicos y de mercado.
La gran conclusión del evento fue clara: «Se está acabando el tiempo para la lechería nacional. ¡O actuamos ya o la crisis láctea será también social y económica en todo el país!», advirtió Arenas Ovalle, haciendo un llamado urgente a la acción conjunta para salvar este sector vital de la economía rural colombiana.