Crisis mundial de hambre persiste por tercer año consecutivo: ONU llama a la acción
La inseguridad alimentaria global sigue siendo una realidad alarmante para millones de personas en todo el mundo, según el último informe de la ONU sobre El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo. Presentado en la Reunión Ministerial del Grupo de Trabajo de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza del G20 en Brasil, el informe revela que, en 2023, aproximadamente 2,330 millones de personas enfrentaron inseguridad alimentaria moderada o grave, cifra que no ha mostrado mejoría desde el aumento registrado en 2020 durante la pandemia de COVID-19. De ese total, más de 864 millones experimentaron inseguridad alimentaria grave, es decir, pasaron días sin acceso a alimentos suficientes.
El informe subraya que los factores que alimentan esta crisis, como los conflictos armados, el cambio climático y la recesión económica, se han intensificado, exacerbando la situación. Estos factores, combinados con la inflación persistente de los precios de los alimentos, han erosionado el poder adquisitivo de las personas, dejando a millones sin acceso a dietas saludables. «Estamos muy lejos de alcanzar el ODS 2 Hambre Cero para 2030, y hemos retrocedido 15 años en nuestra lucha contra la desnutrición», alerta el documento, comparando los niveles actuales con los del período 2008-2009.
Además de la malnutrición y el hambre crónica, el informe también aborda el creciente problema del sobrepeso y la obesidad, resaltando la importancia de una dieta equilibrada y asequible que incluya frutas, verduras y proteínas. Se implementaron mejoras metodológicas en la recopilación y análisis de datos, utilizando nuevos precios y ampliando la serie de países con información disponible. Estas mejoras permiten captar mejor las variaciones regionales y ofrecer un indicador más preciso de la seguridad alimentaria global.
En respuesta a esta crisis, el Director General de la FAO anunció la creación de la Alianza Mundial contra el Hambre y la Pobreza, un esfuerzo para implementar políticas basadas en evidencia a gran escala, como comedores escolares, transferencias de efectivo y planes de almacenamiento de agua. «Esta Alianza será clave para llevar el conocimiento, la experiencia y las historias de éxito a las partes del mundo donde más se necesitan», afirmó el Director General. La Alianza se pondrá en marcha en noviembre y contará con el apoyo de la FAO en su sede en Roma, con el objetivo de movilizar recursos y mejorar la alineación del apoyo nacional e internacional en la lucha contra el hambre y la pobreza.