La acuicultura en Colombia ha dado un paso crucial hacia su fortalecimiento con el reciente anuncio del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural sobre el reconocimiento e inscripción de esta actividad como una organización de la cadena productiva. Este avance, liderado por la Dirección de Cadenas Pecuarias, Pesqueras y Acuícolas del ministerio, se convierte en un hito para el sector, otorgándole un espacio formal para la articulación entre los diferentes actores y el gobierno.
Durante una visita a los complejos de producción de trucha en el Lago de Tota, la directora Ingritts García, encargada de Cadenas Pecuarias, Pesqueras y Acuícolas, destacó que este reconocimiento es parte de una deuda histórica con la acuicultura. “Con esta inscripción cerramos una tarea pendiente que la ministra Jhenifer Mojica subrayó durante el Gobierno con el Pueblo Caribe. Este logro permitirá a los actores de la cadena trabajar conjuntamente en políticas que fortalezcan la productividad, transformación y comercialización de especies”, afirmó García.
La producción de trucha en el Lago de Tota, liderada por siete proyectos clave (Prolagos, Aso Oregano, Piscitota, Troutco, Truchicol, Acuatrucha y Piscifactoría Remar), generó en 2023 un total de 1.818 toneladas, creando 320 empleos directos y más de 1.200 indirectos en la región. Además de la producción, se ha logrado avanzar en la transformación y comercialización, incluso llegando a exportar esta especie, lo que resalta el impacto económico y social de la acuicultura en Boyacá.
Uno de los mayores avances es la creación de la Mesa Intersectorial e Interinstitucional en la cuenca del Lago de Tota, espacio en el que se han generado propuestas de innovación territorial para impulsar la sostenibilidad y la generación de ingresos. “Colombia puede ser potencia agroalimentaria, productora de alimentos que disminuyan los índices de inseguridad alimentaria”, destacó García, reafirmando el compromiso del Gobierno del Cambio en convertir a Colombia en una potencia agroalimentaria, priorizando la responsabilidad social y ambiental.
Este reconocimiento no solo le da una estructura formal al sector de la acuicultura, sino que también abre la puerta a nuevas oportunidades de crecimiento y desarrollo para los productores colombianos. Con la articulación entre el gobierno, los productores y las organizaciones, el futuro de la acuicultura en Colombia promete ser uno de los pilares para el progreso económico sostenible.