Recetas de Nariño, Santander y Boyacá triunfan en el Premio Nacional de Cocinas Tradicionales 2024
La rica tradición culinaria de Colombia fue celebrada una vez más en el Premio Nacional de Cocinas Tradicionales 2024, un evento que reconoce las prácticas gastronómicas autóctonas y campesinas de distintas regiones del país. En esta edición, las recetas de tres departamentos se destacaron como las grandes ganadoras, reflejando la diversidad y riqueza de la cocina tradicional colombiana.
El Fogón de Providencia, originario del municipio de Providencia, en Nariño, se alzó con el primer lugar gracias a su innovadora receta de arepas de maíz con calabaza. Esta creación no solo destacó por su sabor, sino también por la preservación de técnicas ancestrales que incluyen el uso de la ceniza y la hoja de Santa María, elementos tradicionales que aportan una textura y sabor únicos. Según los miembros del jurado, la receta “cataloga esta cocina como campesina con fuerte tradición indígena”, un reconocimiento al esfuerzo por mantener vivas las costumbres culinarias ancestrales.
El segundo lugar: Herencia campesina de Santander
El segundo lugar fue para Herencia Campesina de los Fogones de Tisquizoque, un grupo de Florián, Santander, que presentó el piquete florianense. Esta receta incluye una mezcla de carnes, tubérculos y vegetales, todos envueltos en la hoja de bijao, una tradición típica de la región para envolver tamales, quesos y otros alimentos. La receta de Herencia Campesina destacó no solo por su sabor, sino por su representación del mestizaje de sabores autóctonos e indígenas.
María Aydé Rojas Hernández, miembro del grupo y portadora de esta tradición culinaria desde joven, expresó su orgullo por mantener vivas las recetas de su tierra. “He dedicado mi vida a preservar estas recetas que nos unen a nuestras raíces y que, hoy, nos permiten mostrar la riqueza de nuestra tierra”, señaló Rojas, quien comenzó a aprender la cocina tradicional a los 12 años.
Tercer lugar para Boyacá: Los traga jutes
El tercer lugar fue otorgado a Los Traga Jutes, provenientes de Aquitania, Boyacá, por su arepa de jute de papa. Esta receta, típica del oriente de Boyacá, es conocida por su complejidad, ya que requiere entre dos y cuatro meses de preparación. Según los jurados, el uso del jute de papa no solo es un homenaje a la tradición gastronómica chibcha, sino también un ejemplo de cómo las comunidades han logrado mantener viva una receta ancestral que tiene siglos de historia.
Un reconocimiento a la diversidad culinaria del país
El Premio Nacional de Cocinas Tradicionales no solo premia la creatividad y el sabor, sino que también reconoce el valor de las prácticas culinarias como un medio para preservar la identidad cultural de las regiones colombianas. A través de este certamen, el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes busca fortalecer el patrimonio gastronómico del país, resaltando las recetas que han pasado de generación en generación, muchas de ellas casi olvidadas en la modernidad.
El Fogón de Providencia y Herencia Campesina de los Fogones de Tisquizoque son ejemplos de cómo las cocinas regionales, que han resistido el paso del tiempo, continúan siendo una fuente de orgullo para las comunidades. Por su parte, la receta de los Traga Jutes demuestra cómo la gastronomía de Boyacá sigue preservando elementos indígenas que enriquecen el panorama culinario nacional.
Un compromiso con la cocina tradicional
El certamen, que en esta edición contó con 25 postulaciones habilitadas, culminó con una evaluación detallada realizada el 17 de octubre de 2024, en la Escuela Taller de Bogotá, donde los finalistas presentaron sus recetas ante el jurado compuesto por expertos en gastronomía y cultura nacional. La selección de los tres primeros lugares no solo subraya la importancia de las tradiciones, sino también la necesidad de reconocerlas y difundirlas en el contexto contemporáneo.
Con este tipo de iniciativas, el Ministerio de Cultura y otras entidades buscan garantizar que las cocinas regionales no solo sean preservadas, sino también valoradas como un patrimonio vital para el país. La cocina tradicional, más allá de ser un arte culinario, es un testimonio de la historia, las creencias y las prácticas de las comunidades que la mantienen viva.
«Es un honor ver cómo nuestras cocinas tradicionales siguen conquistando corazones no solo en Colombia, sino en el mundo. Este premio es un reconocimiento a la riqueza de nuestra tierra, nuestra historia y la dedicación de quienes trabajan para que no se pierdan nuestras recetas», concluyó el Ministro de Cultura.
Un año más para celebrar la gastronomía colombiana
Este reconocimiento a las cocinas tradicionales de Nariño, Santander y Boyacá no solo celebra la gastronomía, sino también la diversidad cultural que caracteriza a Colombia. A través de este certamen, se reafirma el compromiso con la preservación de las tradiciones y la puesta en valor de lo que cada región tiene para ofrecer al mundo.