Compuertas de Tolón: ¿La clave para evitar inundaciones en la laguna de Fúquene?
La Laguna de Fúquene, ubicada entre los departamentos de Cundinamarca y Boyacá, sigue siendo un punto crítico para las autoridades ambientales, especialmente con la intensificación de las lluvias en las últimas semanas. En un esfuerzo por evitar posibles inundaciones y controlar los niveles de agua en el ecosistema, las compuertas de Tolón están desempeñando un papel clave en la gestión hídrica de la región.
Desde el pasado 11 de noviembre, la Corporación Autónoma Regional (CAR) habilitó un Puesto de Mando Unificado (PMU) para monitorear y coordinar las acciones necesarias ante el incremento de las precipitaciones. En este contexto, las siete compuertas abiertas en Tolón permiten regular el flujo de agua hacia la laguna, garantizando un manejo adecuado de los niveles y ayudando a mitigar los riesgos de inundación.
La apertura controlada de las compuertas se basa en análisis técnicos permanentes, que determinan su activación cuando los niveles de agua alcanzan umbrales críticos. Este control es vital, ya que los grandes caudales resultantes de las lluvias pueden poner en peligro a las comunidades asentadas aguas arriba, cuyos predios deben drenar de manera segura hacia el río Suárez y la laguna.
El manejo eficiente de los volúmenes de agua no solo previene inundaciones, sino que también contribuye al equilibrio del ecosistema de la laguna, un hábitat crucial para diversas especies. Sin embargo, la CAR no solo se limita a las acciones técnicas, sino que también hace un llamado a las autoridades locales de los municipios circundantes para mantener sus unidades de gestión de riesgos en alerta máxima. De esta manera, se asegura una respuesta oportuna ante cualquier eventualidad, manteniendo la seguridad de las comunidades cercanas.
La situación sigue siendo delicada, y el monitoreo continuo de las compuertas de Tolón se ha convertido en una herramienta clave para mantener el control sobre este importante cuerpo de agua, que, con la llegada de las lluvias, se convierte en un desafío para la gestión del riesgo y la protección ambiental en la región.