El proceso de delimitación del Páramo de Pisba continúa avanzando con el respaldo de las comunidades locales y las autoridades ambientales, marcando un paso crucial para la protección de este ecosistema estratégico en Colombia. Este páramo, ubicado en la Cordillera Oriental, es uno de los pocos en el país que aún no cuenta con una resolución oficial que defina sus límites, y actualmente se encuentra en una fase de concertación para determinar los criterios de protección.
Según Sandra Guerra, asesora del Ministerio de Ambiente, el proceso avanza de forma participativa, con la involucración activa de los habitantes de los municipios cercanos y expertos ambientales. La principal fase en la que se encuentra el proyecto es la de diálogo y concertación, en la que se buscan consensos sobre los límites del páramo y las condiciones para su conservación. «El Páramo de Pisba es el único del país que aún no ha sido delimitado oficialmente. Actualmente, estamos en la fase de concertación con las comunidades, luego de haber realizado un proceso pedagógico en todos los municipios implicados para fortalecer su participación», afirmó Guerra.
Uno de los obstáculos que retrasó el avance de la delimitación fue la situación de Corrales, un municipio que no estaba inicialmente considerado dentro del área del páramo, de acuerdo con la primera referencia cartográfica del Instituto de Investigaciones Alexander von Humboldt. Sin embargo, una actualización posterior incorporó a este municipio en la delimitación, lo que ha obligado a nivelar la información antes de continuar con la concertación con las demás comunidades. «Este ajuste es fundamental porque necesitamos que todos los municipios involucrados estén en la misma fase del proceso. Por ello, en marzo realizaremos las jornadas de nivelación con Corrales y, a partir de abril, comenzaremos los diálogos de concertación con todos los municipios», detalló Guerra.
Un tema delicado en este proceso es el conflicto generado por las actividades mineras, que han deteriorado las fuentes hídricas del páramo. Las organizaciones ambientales y las comunidades locales abogan por una mayor protección del ecosistema, mientras que las empresas mineras y los trabajadores del sector piden ajustes en la delimitación para que sus actividades no se vean restringidas por la ley. De acuerdo con la legislación colombiana, la minería está prohibida en los ecosistemas de páramo, lo que ha generado tensiones entre los defensores del medio ambiente y quienes dependen económicamente de la extracción de carbón.
El Páramo de Pisba, ubicado en la Cordillera Oriental, se caracteriza por su altitud, que varía entre los 2.900 y 3.300 metros sobre el nivel del mar, dependiendo de la geografía de la región. En estos ecosistemas, los bosques llegan hasta los 3.200 o 3.300 metros, mientras que el páramo se extiende hasta los 2.900 o 3.000 metros.
Guerra aclaró que cualquier solicitud de modificación en los límites del páramo debe basarse en criterios científicos rigurosos. «Cualquier cambio debe estar sustentado en pruebas científicas que demuestren errores en la delimitación inicial o que justifiquen una mayor protección del ecosistema», señaló. En este sentido, la Corte Constitucional establece que los ajustes en la delimitación deben ser excepcionales y deben demostrar que el cambio propuesto ofrecería una mayor protección al ecosistema.
Una vez finalizados los diálogos de concertación, se espera que se requiera un período adicional de tres a cuatro meses para consolidar los resultados y presentar la primera delimitación oficial del Páramo de Pisba. «El objetivo es que, con el consenso de las comunidades, podamos construir un documento técnico que defina la nueva delimitación del páramo y someterlo a consulta pública antes de su aprobación final», concluyó la asesora del Ministerio de Ambiente.
Con este proceso, el gobierno y las comunidades buscan no solo definir los límites del Páramo de Pisba, sino también garantizar su conservación efectiva, dada su importancia en la regulación hídrica y el equilibrio ecológico del país.