En el mundo del ciclismo, Tadej Pogacar no solo destaca por su talento físico, sino por una cualidad mental que lo distingue de sus rivales: su capacidad inquebrantable para motivarse y superar cualquier obstáculo. El esloveno ha confesado en varias ocasiones que la Milán-San Remo es su nueva obsesión, y no solo por sumar otro monumento a su impresionante palmarés, sino por un desafío personal que va más allá de lo físico.
Andrej Hauptman, director de UAE y quien conoce a Pogacar desde sus inicios, explica que el ciclista tiene una capacidad única para “encontrar nuevos objetivos y motivarse a sí mismo”. Esta mentalidad le permite enfrentarse a retos que no le son necesariamente favorables, como una etapa llana o una llegada masiva, siempre con la determinación de hacer algo inesperado. Un ejemplo claro fue cuando, tras perder tiempo en su primer Tour, salió a recuperarlo en una etapa llana, mostrando que su cabeza trabaja tan fuerte como sus piernas.
Ahora, con la Milán-San Remo y París-Roubaix en la mira, Pogacar no solo confía en su talento natural, sino en una mentalidad imbatible que lo impulsa a aprovechar cada oportunidad. Un ciclista con cabeza y corazón de campeón, dispuesto a hacer historia.