Óscar Camargo Ríos, conocido en el mundo criminal como «Pichi», fue trasladado el 11 de diciembre a la cárcel de máxima seguridad de Cómbita, Boyacá, luego de su recaptura en un operativo realizado el pasado 9 de diciembre en Copacabana, Antioquia. Este traslado se efectuó bajo estrictas medidas de seguridad debido a su extensa trayectoria delictiva y su fama como uno de los narcotraficantes más peligrosos de Colombia.
La captura de “Pichi” fue el resultado de un trabajo conjunto entre la Dijín (Dirección de Investigación Criminal e Interpol) y un agente encubierto que logró desmantelar el sofisticado esquema de seguridad que había montado el narcotraficante para evadir la justicia. Tras su arresto, Camargo Ríos fue llevado brevemente a Bogotá antes de ser finalmente trasladado a la cárcel de Cómbita, uno de los penales más custodiados del país.
Este hombre, vinculado al tráfico de drogas desde principios de los años 2000, ha sido líder de organizaciones criminales que operan a nivel internacional, abasteciendo a poderosos carteles de la droga. A lo largo de su carrera criminal, se le ha atribuido la responsabilidad de varios homicidios, incluidos los relacionados con el control del microtráfico en Bucaramanga, y se le señala como uno de los responsables de la planificación del asesinato del general Manuel Vásquez Prada, comandante de la Policía de esa ciudad.
La recaptura de “Pichi” no fue la primera en su historial delictivo. A lo largo de los años, ha protagonizado múltiples fugas, siendo la más reciente en octubre, cuando escapó durante su arresto domiciliario. La justicia ahora avanza con firmeza, y su audiencia de imputación por los delitos de fuga de presos y porte ilegal de armas está a la espera de reanudarse.
Este traslado a la cárcel de Cómbita marca un nuevo capítulo en la lucha de las autoridades colombianas contra el narcotráfico y la criminalidad organizada, y refuerza el compromiso del gobierno en desmantelar las estructuras del crimen que han azotado al país durante décadas.
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