La caficultura de Boyacá vive un año retador marcado por la reducción en la producción y los efectos de un clima excesivamente lluvioso. Sin embargo, el sector mantiene su competitividad gracias a precios favorables y a un creciente interés por la transformación y el valor agregado.
Según Carlos Roberto Restrepo, director ejecutivo del Comité Departamental de Cafeteros, el departamento exportó el año pasado 125.000 sacos de café verde, siendo Estados Unidos su principal comprador, con cerca del 60 % de las ventas. Japón representa entre el 25 y el 30 % del mercado. A nivel nacional, se estima una producción por debajo de los 13,5 millones de sacos, debido a la falta de estrés hídrico necesario para la floración del cultivo.
Pese a la baja producción, los precios han sostenido la rentabilidad: la carga no ha descendido de $2.800.000, lo que ha permitido mantener la competitividad de los 11.500 productores boyacenses. El departamento cuenta con 10.350 hectáreas sembradas, lideradas por la provincia de Ricaurte, con Moniquirá como municipio de mayor área cultivada.
El Comité de Cafeteros advierte que muchos cafetales superan las cinco cosechas y ya no responden adecuadamente a la nutrición, lo que afecta directamente la productividad. Por ello, entre los principales retos figuran la renovación de cultivos, la mejora de la nutrición de los suelos, el aumento de la densidad de siembra, el uso de semillas resistentes y un mayor acceso a financiamiento.
Aunque el panorama es complejo, la calidad del café boyacense y el compromiso de sus productores sostienen uno de los sectores agrícolas más emblemáticos del departamento.